domingo, 2 de septiembre de 2012

El Siglo de las Luces


Ante todas las leyes están las naturales, así llamadas porque  se derivan únicamente de la constitución de nuestro ser. Para conocerlas bien, ha de considerarse al hombre antes de existir las sociedades. Las leyes que en tal estado rigieran para el hombre, esas son las leyes de la Naturaleza.  La ley que al imprimir la idea de un creador nos impulsa hacia él, es la primera de las leyes naturales; la primera por su importancia, no por el orden de las mismas leyes. El hombre, en el estado natural, no tendría conocimiento, pero sí la facultad de conocer. Es claro que sus primera ideas no serían especulativas; antes pensaría en la conservación de su ser que en investigar el origen del ser. Un hombre en tal estado apreciaría para persuadirse de esto, ahí están los salvajes encontrados en las selvas,* que tiemblan por cualquier cosa y todo les hace huir. 
                                     Montesquieu, El espíritu de las leyes. Capítulo II. De las leyes de la naturaleza.  




La Ilustración fue una época y un movimiento cultural e intelectual europeo- especialmente en Francia e Inglaterra- que se desarrolló desde  fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución Francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX.
Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces.






                                           


La Ilustración del siglo XVIII fue un movimiento de intelectuales que se atrevieron a conocer. Estaban grandemente impresionados por los logros de la Revolución Científica y, cuando usaban la palabra razón —una de sus favoritas—, estaban abogando por la aplicación del método científico a la comprensión de la vida entera.
Las instituciones y los sistemas de pensamiento estaban sujetos a la forma racional y científica de pensamiento, tan sólo con que la gente se liberara de las cadenas del pasado y de las tradiciones sin valor, en especial, las religiosas.
El nuevo espíritu crítico de la Ilustración, que llegó a adoptar planteamientos científicos respecto de temas reservados hasta entonces a la exclusiva creencia de la fe religiosa o de la teología, estaba a su vez condicionado por la influencia decisiva de dos corrientes filosóficas ya delimitadas en el siglo XVII: el empirismo británico y la filosofía racionalista.
La asimilación y reelaboración de estas dos corrientes filosóficas constituyeron la síntesis teórica de la Ilustración. Su triunfo se debió fundamentalmente a dos autores franceses: Montesquieu (1689-1775), cuya obra fundamental, El espíritu de las leyes, aparecida en 1748, señala el momento en que se imponen las nuevas ideas, y Voltaire (1694-1778), que se haría famoso por sus críticas contra la autoridad, principalmente contra la Iglesia, y por sus abundantes escritos llenos de ingenio y de agudeza critica. Las características de este movimiento intelectual fueron cuatro:
1. Colocar la razón como la base principal del conocimiento, rechazando lo sobrenatural y lo tradicional. Esta faceta incluía una fuerte crítica a los dogmas establecidos por la religión y un distanciamiento de las prácticas religiosas  tradicionales.
2. Potenciar el optimismo sobre la capacidad del ser humano y la confianza desmedida en el progreso constante de la humanidad.
3. Poner en práctica los descubrimientos cientificos y aplicar las aportaciones de los filosofos en la sociedad y en la política.
4. Considerar la educación como el mejor medio para difundir la razón.



 La enclopedia fue una obra monumental que constaba de 28 volúmenes, en la que se resume el pensamiento ilustrado. En ella se incluían tanto artículos literarios como dibujos de las nuevas máquinas. El porpósito de los enciclopedistas era lograr compendiar el conocimiento humano de forma ordenada y sistemática en una única obra de consulta.






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